De una noche de verano surgió una especie de autorretrato o, mejor dicho, un no-autorretrato.
De un descuido al teclado, salió una melodía.
Yo soy ese artista sin ningún talento,
un romántico que no tiene corazón,
un médico loco que sana a los cuerdos,
capitán que a la vez viaja de polizón.
Una misión noble sin su misionero,
un profeta ateo en la busca de un dios,
un diablo aburrido en mitad de cielo,
un santo sin nicho en ningún panteón.
soy
un borrón,
la
confusión
detrás
de un mal sueño.
La gran pausa que está tras tu punto y
aparte,
el error gramatical de algún gran escritor,
la triste vocal que está entre
consonantes,
un buen punto final a un mal verso de
amor.
Soy la solución que busca un problema,
un signo mal puesto en cualquier
ecuación,
error de concepto de algún mal teorema,
esta idea genial bajo aquel gran tachón.
soy
un borrón,
la
confusión
detrás
de un mal sueño.
Las
arrugas que ocultan lo joven que soy
empañan
la inocencia que hubo en mi corazón.
Voy
desnudo bajo este traje de bufón
y
escondo con rarezas lo muy vulgar que soy.
Soy la vía rota en mitad del viaje,
el fantasma de un tren que no descarriló,
la maleta vacía que busca equipaje,
un barco sin ancla con un ciego al
timón.
Yo soy ese okupa dueño de un imperio,
soy un refugiado de mi propia razón,
aquella mansión que no tiene techo,
el sótano oscuro donde se esconde el
sol.
soy
un borrón,
la
confusión
detrás
de un mal sueño.
las
arrugas que ocultan lo joven que soy
empañan
la inocencia que hubo en mi corazón
voy
desnudo bajo este traje de bufón
y
escondo con rarezas lo muy vulgar que soy.
peregrino sin destino
soy
peregrino en un camino
que gira
y no tiene fin
Soy un nunca jamás que va entre interrogantes,
la promesa rota del sexo por amor,
lo que nunca te dije ni podré robarte,
soy un puede, un quizás, un a veces…
… un a
veces…
… un a
veces…
… un no.