martes, 4 de enero de 2022

EL PALACIO Y EL TRONO

Entretanto, en el inmediato y desbaratado palacio de su mente, el gran arquitecto dirigía por encargo de las más acaudaladas familias de la corte con mano férrea y medios ilimitados las labores de restauración de la gran sala del trono.

Sin embargo, en la lejana y compuesta realidad física de la vida mundana, el gran arquitecto no era más que un sencillo albañil de barrio, la pobre familia que le había encargado la obra era la de una vecina conocida de un compadre de copas del bar de la esquina, no tenía peón a quien dar la más mínima orden, y la restauración no era más que una sencilla ñapa en un minúsculo cuatro de baño.

Eso sí, no podremos negar que, tanto en su mente como en el mundo real, el trono sí que era un trono.