lunes, 23 de enero de 2017

T.O.N.T.O - caso P

Tribunal del Observatorio Nacional de los Tópicos Obligatorios

Atendiendo a los siguientes

HECHOS


Que la acusada, mujer en la treintena de edad, ha cursado estudios superiores. Más concretamente, arquitectura. Que tras los estudios, parcialmente financiados por el Estado que tanto vela por su bien, la acusada ha realizado labores propias y asociadas con dichos estudios superiores de arquitectura. 

Que a fecha del año en curso, la acusada ha hecho circular por las redes una fotografía en la que se aprecian los siguientes elementos:

- Ella misma, sentada al ordenador. Su aspecto es ojeroso y, según se aprecia en la fotografía, su estado general y sus ropas no se corresponden con el estatus propio de su rango profesional.
- El mobiliario y el entorno se corresponden con la sala de su residencia particular, comprobándose que está trabajando en casa y no en su oficina.
- El reloj que se aprecia en la imagen y los metadatos de la fotografía indican que la fotografía se ha tomado a las dos y cuarto de la madrugada, demostrándose así que trabaja más allá del horario recomendado por este gran Tribunal que, como las leyes indican, obliga al decoroso cumplimiento del horario de cierre de las 18.30 h.
- La acusada maneja con su mano derecha el ratón del ordenador, pero en su regazo y ayudándose de la mano izquierda, sostiene un bebé de alrededor de un año.

La acusada reconoce que esta tónica de inclumplimiento de los tópicos sobre la profesión que ejerce es repetitiva, no sólo desde que tiene este bebé, sino con su anterior hijo.

La acusada reconoce que esos días su higiene era lamentable (sic.) y su estado mental, confuso. Reconoce que las labores profesionales y personales se entremezclaron, llegando a confundir el dibujo de un pañal con la sección de un potito.

La acusada confiesa salir a trabajar y a la compra a la vez, usando un vehículo monovolumen de más de doce años y con la silla del bebé instalada. Y con el bebe en ella.

Se realiza la siguiente

ACUSACIÓN

- Socavar la buena imagen del colectivo no cumpliendo los tópicos establecidos por este tribunal popular.
- Trabajar fuera del horario establecido por los tópicos de la profesión de arquitecto.
- Tener unos ingresos por debajo del umbral de la pobreza a pesar de las horas invertidas en su profesión.
- Llevar el trabajo a casa y no realizarlo en un estudio propio con muebles de diseño danés.
- Atender varias tareas básicas a la vez en un estado de confusión mental que la incapacitan para realizar correctamente ninguna de ellas.
- Realizar tareas impropias de los tópicos de su profesión, como cambiar pañales, hacer la comida, limpiar los cuartos de baño, planchar o, lo que es peor, no atender a su marido cuando éste vuelve del trabajo por la tarde.
- Vestir sin tacón.
- Acudir a las obras sin tubo de planos.
- Conducir un vehículo distinto a la gama Offroad preceptiva para el tópico del colectivo de la arquitectura, más aun siendo mujer.
- Aparentar cansancio.
- Ir sin maquillar.
- No haber recuperado tras el parto la silueta preceptiva en los estatutos del código de topicazos de la buena arquitecta, más concretamente del artículo 7 en sus apartados 7.1, 7.2 y 7.8.
- Vestir ropa fuera de moda y con manchas de origen indefinido.
- No usar gafa de pasta negra o, como mínimo, de un color chillón.
- Vivir en un piso de un bloque de viviendas en un barrio de las afueras, y no en una urbanización exclusiva.
- Tener una cuota de hipoteca superior a sus ingresos.
- No ir de viaje cada mes a los fiordos noruegos.
- Vivir del sueldo de su cónyuge.
- Pobreza incipiente.
- No estar suscrita al torneo de Golf de su Colegio Profesional.

Se atienden las alegaciones de la 

DEFENSA

La acusada, abogado mendiante, alega que ha sido una buena arquitecta cumpliendo los tópicos imprescindibles de:

- Realizar unos estudios básicos, medios y superiores con buenas notas.
- Compaginar las labores de la casa paterna con los estudios.
- Casarse con su novio de toda la vida
- Mantener el aspecto propio de su estatus cargando con un rollo de planos y maquillándose todos los días, además de mantener limpio e inmaculado el casco de obra.
- Llevar tacón constantemente. Se aportan pruebas médicas de escoliosis, tendinitis, callos, juanetes y ciática que así lo demuestran. Se aportan los partes médicos de obra por ir con el tacón por el andamio.
- Compaginar las labores propias de la casa y de su estudio profesional, tal y como obligan las buenas maneras del código de Superwoman y el código deontológico de su Colegio Profesional.

La acusada, abogado mediante, alega que llega un momento en el que no se puede más. Que un día se le olvidó maquillarse. Que otro día se durmió. Que en las obras se le rompen los tacones. Que el vehículo Offroad es demasiado caro, grande e inmanejable. Que un día se le ocurrió pedir ayuda a su marido. Que no tiene dinero para vivir en en preceptivo adosado o unifamiliar con jardín que su estatus profesional le obliga. Que no tiene dinero para mantener una sirvienta en casa ni siquiera por horas. Que incluso está pensando ella servir en casas para llegar a fin de mes. Que le faltan horas para realizar todas las tareas propias del código de Superwoman, sección 13 (madres con profesiones de alto nivel), apartado 69 (arquitectas).

Atendidas las partes, este Tribunal

CONCLUYE

Que se incumple el código de topicazos de la buena arquitecta en prácticamente todos sus apartados, así como el de buena madre, buena esposa y buena hija amantísima.

Por lo que 

SENTENCIA

- Llevará toda su vida el estigma de mala profesional.
- Llevará toda su vida el estigma de mala madre.
- Llevará toda su vida el estigma de mala esposa amantísima.
- Tendrá toda su vida la preocupación por la excesiva talla de sus caderas, independientemente de dicha talla.
- Tendrá toda su vida la preocupación por la reducida talla de su pecho, independientemente de dicha talla.
- Mantendrá todos los días de su vida la angustia de no tener 20 años.
- Cargará con la culpa de todo. Y si no carga, tendrá la sensación de cargar con ella.
- Realizará los siguientes cursos de reciclaje preceptivo sin desmerecer la atención a sus demás obligaciónes (trabajo, marido, niños, padres, casa):
     - Arquitecta Hoy, uso avanzado del casco blanco inmaculado, 24 horas lectivas
     - Superwoman, 1 talla menos, horas para todo, 12 semanas consecutivas (hasta el verano).
    - Mujer, tú lo vales, a mí me lo pagas, 624 horas lectivas no presenciales. Se convalidarán las horas de ver programas de telerrealidad y publicidad de canales infantiles.
    - Cómo ser la perfecta arquitecta en la cama, nivel usuario, 1 hora de clase teórica no presencial. 169 horas de clases prácticas. Con examen final.

No ha recurso a eso de que no hay más horas en el día. Que duerma menos.

Votado por unanimidad y según todos los tópicos televisivos, a día de hoy, lugar de aquí.

Y que no se repita.


lunes, 16 de enero de 2017

ARQUITECTURA NEOPOSTCONSTRACTACIONAL

En las postrimerías del siglo XX, un grupo de alumnos de arquitectura que formaban un comando decidieron buscar la luz, encontrar la verdad, hallar la senda que guiase sus pasos como arquitectos. De toda la sapiencia que pudieron encontrar, extrajeron un decálogo básico fundando, así, la arquitectura neopostconstractacional.

Y lo peor de todo, es que es un hecho real:

1.- Hay que hacer espacios majos.
Corolario : Con el mínimo costo hay que crear espacios fenomenales
(profesor de economía)

2.- Las cosas no se caen porque tienden a no caerse.
(profesor de patología constructiva)

3.- El culpable del suelo vicioso es el arquitecto.
Corolario : El arquitecto es culpable de todo mientras no se demuestre lo contrario
(profesor de patología constructiva)

4.- No hay que hacer zapatas con molduras.
(profesor de economía)

5.- Peor es mejor.
Popular

6.- Lo que no tiene solución es encontrar la solución a tiempo.
(profesor de urbanística)

7.- El arquitecto es la chacha para todo.
(profesor de arquitectura legal)

8.- La obra está ahi desde que se ha acabado.
Objeción : Si la obra se ha acabado, la obra ya no está ahi.
(profesor de economía)

9.- Los arquitectos viven en constante libertad condicional.
(profesor de estructuras)

10.- Si el arquitecto conoce a la mujer de su vida debe hacer separación de bienes, poner todo a su nombre... y llevarse muy bien con ella.
(profesor de arquitectura legal)


Nota para ignorantes :
La arquitectura neopostconstractacional se deriva directamente de las enseñanzas de la economía urbana y la organización de obras, de tal modo que su único objetivo es lograr más viviendas y menos densidad y mejores precios y mejores espacios públicos. ¡Y más bonitos !


M.A.T.A.
Movimiento
Anti
Trepa
de
Arquitectura

En su día nos reimos y nos lo tomamos como una broma.
Hoy, suscribimos todos y cada uno de los puntos del decálogo.

lunes, 9 de enero de 2017

PAH-TRIMONIO

Erase una vez, hace muuucho, mucho tiempo, un grupo de seres de dos patas y habilidad en las manos, hartos de sufrir las inclemencias del tiempo, decidieron buscar cobijo. No estaba mal para sus primos, los estúpidos y chillones monos, mojarse o pasar frío agarrados a un árbol o en pequeños nichos del bosque, pero nuestro grupo empezaba a ser ya lo suficientemente grande y complejo como para necesitar eso que no sabían definir porque no tenían un idioma lo suficientemente desarrollado, pero que nosotros hoy llamaríamos comodidad, seguridad, bienestar.

Rogaron a los dioses de la lluvia que cesaran en sus chaparrones, bailaron al son de palmas ateridas de frío para que los dioses del hielo no fuesen tan crueles, pidieron a los dioses de la selva tranquilidad por las noches para no tener que dormir siempre pendientes de un ataque depredador…

… pero los dioses todavía no estaban muy atentos o, simplemente, tenían otros planes, por lo que debemos deducir que únicamente el hartazgo por parte de uno de los componentes de nuestro grupo los llevó a buscar un refugio adecuado a las condiciones de vida de todo el grupo.

Este miembro, al que todos llamaban por su grito de guerra, Aarkh, siempre inquieto y con una tendencia innata a tropezar con las raíces de los árboles por estar siempre mirando hacia sus copas, exploró el entorno de caza y consideró que una serie de grandes huecos en la ladera de un monte cercano podrían acoger a todo el grupo que, por puro cansancio, lo siguió hasta lo que fue la primera morada fija del hombre y que llamaron Lakueh-Bah.

Tener una residencia fija que garantizaba la cobertura ante las inclemencias del tiempo, que hacía posible mantener las hogueras siempre encendidas y protegerse de los depredadores permitió al grupo aplicar su energías en desarrollar habilidades como cocinar, coser, tallar, pintar y mejorar sus métodos de comunicación.

Pasó el tiempo y el grupo, con una identidad propia que les permitía llamarse a sí mismos el Pueh-blo (aunque alguno insistiera en llamarse la Penyha, más que nada por el lugar de residencia), empezó a darse cuenta de que las manadas de herbívoros que les servían de principal fuente de nutrición estaban cada vez más lejos. Salir a cazar y volver el mismo día empezaba a ser complicado, y muchas veces la noche los sorprendía lejos de la cueva. Los cazadores tenían que pasar muchas noches viviendo como lo hacían antes, con frío y miedo.

En una de esas noches de caza, tras el enésimo tropezón con una raíz especialmente pequeña, nuestro amigo Aarkh, helado, temblando de miedo y muy cansado de pasarse el día con los dedos de los pies hinchados de tanto golpe, no pudo levantarse más. Apoyó la espalda contra el tronco del árbol y se recostó cómodamente a esperar que un tigre de dientes de sable se lo comiera o que el agua-nieve que caía lo acabase de congelar. Al rato, pudo fijarse en que a su alrededor el suelo estaba blanco y húmedo, pero que él estaba seco. Miró hacia arriba, como era su costumbre, y se percató de que estaba sentado bajo una gigantesca hoja que le estaba protegiendo de la lluvia y la nieve. Rápidamente buscó al portador del fuego, un tal Keeh, siempre envuelto en humo a causa de acarrear constantemente una brasa entre sus pieles, y entre los dos consiguieron hacer una hoguera bajo la hoja. La hoguera no se apagó gracias a la cobertura de la hoja y aquella noche se permitieron el lujo de no pasar mucho frío y de espantar a los tigres de dientes de sable o cualquiera de sus parientes carnívoros, excepto un par de veces en las que empezaron a dudar de que el tigre dientes de sable tuviera mucho miedo al fuego, pero esa es otra historia.

Al día siguiente, cuando todo el grupo de caza (excepto dos, los que comprobaron lo del miedo del tigre de dientes de sable al fuego, ya sabes…) volvió a la Lakueh-Bah, Aarkh desarrolló el sistema de cobertura que él llamó The-Txo para poder transportarlo y pasar las noches que fueran necesarias fuera de Lakueh-Bah. Curiosamente, los machos de la manada empezaron a pedir salir de caza, cuando antes siempre habían intentado evitar estas salidas invernales, y el The-Txo se quedó pequeño para todos.

Como las rutas de los herbívoros eran más o menos regulares, a Aarkh se le ocurrió la idea de hacer un The-Txo fijo y estable cerca de esas rutas a una distancia de una jornada de Lakueh-Bah.

Este The-Txo podría ser más grande, más sólido, mucho más estable que unas simples hojas de Árbolus-gigantus, y podría acoger a un gran grupo de machos cazadores. A este The-txo más grande le añadieron unas paredes de madera y piedras. Rápidamente, Aarkh solucionó el primer problema que les surgió y tuvo que inventar una cosa que él llamó Phuer-Tah, ya que sin ella todo el grupo se quedaba sin poder entrar cuando construían las paredes desde fuera, y sin salir cuando construían las paredes desde dentro. Pronto empezaron a oler como Keeh, lo que disgustaba mucho al resto de la manada cuando volvían de caza a Lakueh-Bah, y Arkh tuvo que inventar un hueco en el techo para que el humo de la hoguera escapase libremente, pero sin dejar entrar la lluvia, al que llamaron Tximh-eneh. Tras una serie de desafortunados y lamentablemente bochornosos desencuentros entre ellos por falta de visibilidad, tuvieron que inventar un agujero en las paredes a los que llamaron Vent- Anaaah. Y así, poco a poco, Aarkh fue resolviendo los problemas de utilidad de aquella construcción.

Poco a poco, las jornadas de caza se fueron espaciando y en vez de pasar uno o dos días fuera, los machos cazadores empezaron a estar una semana o dos sin regresar a la cueva, enviando de vez en cuando unas piezas de carne mediante uno de los miembros más rápidos del grupo que se llamaba Mensh-Akah, y que era capaz de ir y volver en la misma jornada para pasar la noche en lo que ellos llamaban Eltxa-Boloh.

Era inevitable que estallase la violencia. En poco tiempo, los grandes machos cazadores se vieron superados por las fuerzas hostiles que surgían desde el propio seno del Pueh-bloh y tuvieron que enseñar a las hembras dónde demonios pasaban las noches con los amigotes y a ver si era verdad eso de que te ibas al trabajo y no de parranda por ahí, que me han dicho que no todo es trabajo y no me sacas de casa pero tú que te crees que ya me lo dijo mi madre.

Las hembras vieron la zona de Eltxa-Boloh y no dudaron un instante en comprobar que era mucho más cómodo vivir en él que en la fría y húmeda cueva. Rogaron a Aarkh que les montase una de esas cosas para vivir cómodo y calentito y, tras uno o dos garrotazos, Aarkh decidió que era mejor ceder a la voluntad de los poderes fácticos del Pueh-Bloh e inventar la construcción en serie.

Vivir en el valle tenía la ventaja de estar cerca del río, tener las manadas de caza cerca, y un entorno mucho más agradable para desarrollar actividades como la agricultura o la ganadería. Al igual que sucedió cuando se trasladaron a Lakueh-Bah, el grupo se desarrolló intelectualmente y desarrolló relaciones complejas, con jerarquías, categorías, grupos y demás lobbys dentro del Pueh-Bloh. Siguiendo su más puro instinto humano, estos grupos decidían resolverlo todo a golpe de garrote o hachas de sílex hasta que un día, tras un pleno en el que las decisiones estaban férreamente enfrentadas, con empate de dos cráneos rotos por cada bando, les pilló por sorpresa una tormenta que los empapó y zarandeó de tal manera que la mitad de la corporación pasó a mejor vida. El resto de habitantes, que solían decidir las cosas a base de pensar un poco más, decidió encargarle a Aarkh un edificio tipo Eltxa-Boloh, pero más grande y que sirviera para que los debates de los jefes se realizasen bajo un The-Txo y sin Vent- Anaaah para no tener que ver el bochornoso espectáculo que sus dirigentes ofrecían por aquel entonces cada vez que tenían que decidir algo.

Aarkh tuvo que pensar. Y pensar. Eltxa-Boloh, pero en grande y sin Vent-Anaaah. Novedoso, diferente, especial.

Pidió un espacio mayor de suelo dentro del recinto del Pueh-Bloh. Giró la edificación respecto a las demás, utilizó gruesas ramas de árbol, asentó estos grandes soportes sobre gruesas piedras, amplió la Txim-eneh para que entrase luz en vez de por la inexistente Vent-Anaaah y puso un The-Txo más pequeño para cubrir la gran Phuer-Tah de entrada.
Lo llamó Cash-onah y se lo mostró a sus conciudadanos.

Inmediatamente, los habitantes del Pueh-bloh intentaron lincharlo. Transgresor, radical, marginal, extremista, so moderno, le llamaban. ¿Cómo te atreves a hacer algo así con un edificio que es para todos? ¿Cómo tienes esa cara tan dura, esa falta de escrúpulo? Mereces la muerte, le decía una de las dirigentas, por dejar esa “cosa” para las futuras generaciones.

Aarkh desapareció esa misma tarde y nunca más volvió a saberse de él, aunque dice la leyenda que de vez en cuando se escuchan desde la selva continuos golpes de pies contra raíces y sordas maldiciones en voz baja… pero eso es parte de otra historia.

Pasó el tiempo y el Pueh-bloh siguió construyendo sus Eltxa-Bolohs imitando lo que Aark les había enseñado. Se utilizaron árboles más grandes, se revolucionó la técnica de los materiales con la arcilla, con el adobe, con la madera trabajada, con la tela, y poco a poco el Pueh-bloh se fue quedando pequeño para tanta edificación moderna y rápida. Fue por lo tanto, inevitable, que un día uno de los grandes dignatarios de la corporación propusiera rehacer la Cash-Onah, aprovechando que era propietario de uno de los lodazales de los que salían las tejas con las que cubrir las modernas construcciones que reinaban en el Pueh-bloh, y, de paso, aprovechar que su primo tenía un trozo de monte granítico para hacer paredes, y un cuñado tercero sabía encerar papiros para ventanas, etc.

Pero algo pasó.

¿Deshacernos de la Cash-onah? ¿De NUESTRA Cash-onah? Está vieja, sí. Y en su día la tacharon de fea, transgresora y ofensiva, sí. O no. No sé, ya no me acuerdo. ¿Cómo la iban a tachar de fea, si lleva ahi toda la vida? Y necesita una buena mano de cal, sí. Pero es NUESTRA Cash-onah.

Se asentó en el Pueh-bloh una nube de melancolía. Ya no sería lo mismo. Aquel trocito de ruina vieja que no daba más que problemas no podía desaparecer. El tejista, el piedrista y el cerista preguntaron mil veces: ¿Por qué no podemos deshacerla? Y nadie supo contestar.

Insistieron. Y la pena siguió ahondando en el Pueh-bloh.
Insistieron. Y la pena se convirtió en dolor.
Insistieron. Y, curiosamente, tres garrotazos en sendas cabezas recondujeron el dolor del Pueh-bloh a las cabezas del tejista, el piedrista y el cerista.

Quienes no volvieron a insistir, y la casona se salvó.

Aunque dice la leyenda que cuando nadie miraba, los tres se giraron, agacharon la espalda, se frotaron las manos, miraron de reojo a cámara y mostraron su más fea y aviesa sonrisa mientras aparecía el rótulo de:

¿FIN?


Y eso no es parte de otra historia.