Tras una vida repleta de desastres
dando tumbos de acá para allá, perdida la esperanza de enderezar el rumbo a
estas alturas de la película, sin más intención que la de protagonizar un
epílogo sin demasiados sobresaltos, te encontré, y aunque creía haber acumulado
experiencia suficiente como para darme cuenta de qué va esto de vivir, debo
reconocer que desde que te conozco me he dado cuenta de que nunca es demasiado
tarde como para, una vez más, volver a meter la pata.