Resumen de una conversación de hace poco tiempo por dos abuelas sentadas en un banco.
- Pobre nieto mío - suspira la primera -. Años y años estudiando para esto...
- Como el mío - le contesta su amiga.
- ... y tantos sacrificios y horas y horas intentando montar un pequeño negocio para esto...
- Como el mío.
- ... y se me ha ido al extranjero a trabajar...
- Como el mío.
- ... dejando aquí a la familia, a los amigos, su casa hipotecada...
- Como el mío.
- ... para convertirse en lo que fue su abuelo: un emigrante.
- Como el mío.
- ¡Ah, no, eso sí que no! - exclama indignada.
- ¿No?
- ¡Pues claro que lo de tu nieto no es igual que lo del mío! Tu nieto no es un emigrante.
- ¿Y por qué no? Años estudiando, años intentando salir adelante por una miseria, una hipoteca, una familia que ha tenido que dejar atrás para ir a trabajar al extranjero... ¿En qué se diferencia del tuyo?
- Es que el tuyo es arquitecto y los he visto en la tele y con lo que cobran, si se ha ido al extranjero será para ganar más, no porque lo necesite, así que no cuenta. ¡No es lo mismo!
La segunda abuela no tiene argumentos y se calla porque nunca se le ha pasado por la cabeza ni imaginar que su nieto el arquitecto ha ido al extranjero a cargar cajas y limpiar retretes.
Ella también ve la tele y sabe que eso no puede ser.